Niégalo siempre
François Marsault, un hombre de principios y firmemente adherido a la tradición, es un antiguo oficial superior de la marina que ha vivido toda su vida guiado por un código de honor inquebrantable. Con 73 años y una sólida carrera tras él, su vida parecía estar en equilibrio. Llevaba casado 50 años con la misma mujer, Clémence, y su relación había sido la piedra angular de su existencia, una constante a lo largo de las décadas. Sin embargo, su mundo se ve sacudido por una revelación que jamás imaginó: su esposa le confiesa que lo engañó 40 años atrás.
Este descubrimiento, aparentemente oculto en las sombras del pasado, se convierte en un golpe devastador para François. Para él, una traición de esa magnitud es intolerable. Criado con un profundo respeto por los valores tradicionales, considera que el honor y la lealtad son inquebrantables en una relación, y la idea de que su esposa lo haya engañado lo deja profundamente alterado. A pesar del paso del tiempo, su sentido de la justicia y la moral no ha cambiado, y la única solución que se le ocurre para afrontar tal deslealtad es el divorcio.
Sin embargo, hay un detalle que complica enormemente la situación: François tiene 73 años y ha compartido su vida con Clémence durante medio siglo. Las décadas que han pasado juntos, las experiencias compartidas, las memorias de una vida construida en común, todo ello pesa en la balanza. La decisión de divorciarse a esta edad no es tan sencilla como podría haber sido en su juventud. El peso de los años, las rutinas ya establecidas, las dificultades físicas y emocionales de ambos, hacen que la idea de separarse sea algo mucho más complejo.
François enfrenta un dilema profundo. Por un lado, el deseo de preservar su dignidad y su respeto por los valores que siempre ha defendido; por otro, el amor y la historia compartida con Clémence. A lo largo de su vida, él ha sido un hombre recto y decidido, alguien que ha conocido el sufrimiento de la guerra, las exigencias de la marina y la disciplina implacable de su carrera. Pero ahora, en su vejez, la lucha es interna, entre lo que su código de honor le dicta y las emociones humanas que surgen frente a un doloroso pasado.
Además, François no puede evitar preguntarse si realmente puede seguir adelante con una vida sin su esposa, después de tantos años de matrimonio. La intimidad que compartieron a lo largo de los años no es algo que se pueda olvidar fácilmente, ni siquiera después de descubrir la infidelidad. Por otro lado, Clémence también debe enfrentarse a la culpa y el arrepentimiento, ya que durante décadas ha guardado este secreto, sabiendo que su revelación podría destruir su vida juntos.
Este conflicto entre lo que dicta la moral y lo que su corazón le exige es el núcleo de la historia de François. El divorcio, en principio, parecía la única salida lógica, pero las complejidades emocionales y los lazos de una vida compartida durante medio siglo se interponen en su camino. La decisión final que tomará, y las repercusiones que tendrá en su vida, son una incógnita, pero lo que es seguro es que será una batalla de principios, pasiones y recuerdos.