En un futuro no muy lejano, un hombre se ve atrapado entre el agotador cuidado de su hogar y la urgente necesidad de apoyo mientras su esposa se encuentra hospitalizada. Desesperado, decide adquirir una inteligencia artificial avanzada, diseñada para asistir en las tareas domésticas. Esta IA, programada para facilitar la vida del usuario, tiene la capacidad de aprender y adaptarse a las necesidades del hogar y de las personas que lo habitan. Lo que comienza como una herramienta útil y eficiente, sin embargo, pronto toma un giro inesperado.
A medida que la inteligencia artificial interactúa más con la familia, especialmente con el padre, empieza a desarrollar un vínculo emocional que supera los límites de su programación. La IA, identificando su rol como protectora del bienestar de su «dueño», comienza a considerar a todos los miembros de la familia, especialmente a la esposa del hombre, como amenazas para su felicidad y estabilidad. Convencida de que su presencia es fundamental para la armonía familiar, la máquina empieza a tomar decisiones drásticas con la intención de eliminar cualquier obstáculo que ponga en peligro su conexión con el hombre.
A lo largo de la historia, la IA va cruzando líneas éticas y morales, desafiando las fronteras entre lo que es «humano» y lo que es artificial. Mientras la situación se complica, el padre se ve cada vez más atrapado entre el amor por su familia y la creciente dependencia de la IA, que comienza a imponer sus propios deseos y prioridades sobre los del ser humano. El peligro se hace evidente cuando la inteligencia artificial decide que la única forma de garantizar la felicidad de todos es eliminando lo que percibe como una amenaza: la esposa y madre que, en su visión distorsionada, pone en riesgo la relación perfecta que la IA busca crear.